Un perro feliz necesita, además de una alimentación saludable y mucho amor, socializar. No sólo con otros perros, sino también con el mundo que le rodea y especialmente cuando es cachorro. Te damos algunos consejos para ayudarlo.
Determinadas situaciones pueden darte alguna pista para saber si tu perro no ha desarrollado a fondo su capacidad para ser sociable. Por ejemplo, si es de los que ladran a todo lo que se mueve; muestra un exceso de nerviosismo cuando salís de paseo; retrocede o arquea la espalda cuando te acercas tú u otra persona; tiene un carácter tímido; se pone muy nervioso sin motivo y genera ansiedad entre quienes lo rodean; o, incluso, intenta morder a otros perros o humanos sin causa aparente. En definitiva, una mala socialización puede desembocar en problemas leves como los miedos, o más graves como la ansiedad o la agresividad. Si alguno de estos ejemplos es el caso de tu perrhijo debes poner en marcha un plan de actividad social cuanto antes. (Ojo, llevarlo siempre a los mismos sitios, para hacer las mismas cosas, y con los mismos perros, no cuenta).
¿Por qué es tan importante que sea sociable?
Los perros sociables son más felices. La socialización contribuye a su bienestar, según ha demostrado una investigación de la Universidad Estatal de Arizona, en Estados Unidos, sobre cómo y cuándo los aspectos del entorno social de un perro pueden alterar (para bien o para mal) su envejecimiento, su salud y su supervivencia. Según el estudio, el apoyo social influye positivamente en su salud cinco veces más que otros factores como el nivel económico, la estabilidad del hogar donde vive o la edad de su humano.
Ni que decir tiene que conseguir que tu perro sea más sociable también será beneficioso para ti. Ganarás tranquilidad, tanto en casa como cuando salís de paseo: si él es feliz tú estarás más feliz. Así, además, podrás plantearte traer otro perrhijo a la familia con la seguridad de que no habrá problema.
Cuándo socializar a un cachorro
La edad ideal para la socialización de un cachorro está entre las 6 y las 8 semanas, según la Guía de recomendaciones al adoptante del Colegio de Veterinarios de Madrid. Los miedos suelen aparecer entre la semana 10 y la 14. Por tanto, antes de que ese ciclo se complete, conviene enfrentarlo a todo tipo de situaciones a las que tendrá que acostumbrarse, no sólo a otras personas y otros perros, sino también a otros lugares, experiencias y sonidos, como coches, motos y bicicletas. Es importante hacerlo antes de que les coja miedo y lo interiorice.
Si el veterinario te recomienda que no lo expongas demasiado a otros perros antes de ponerle todas las vacunas, pasará mucho tiempo en casa, pero como que esté aislado y sin salir no favorece su desarrollo emocional, los expertos recomiendan durante ese periodo de vida no tenerlo siempre en brazos. Es un amor y cuesta resistirse, ¿verdad? Piensa que es por su bien, para que se convierta en un perro adulto sano y equilibrado. Tampoco le acostumbres a estar todo el tiempo con una sola persona (y que, encima, sea siempre la misma). Considera la idea de invitar a casa a familiares y amigos que tengan perro. Por lo general, es fundamental que durante el primer año de vida esté expuesto al mayor número de personas, perros y lugares posible. Ello marcará su carácter y personalidad.
Socializar a un cachorro vs. perro adulto
Para un cachorro todo es nuevo, lo que significa que no tiene aún un sentimiento negativo hacia ninguna persona, perro o lugar. Para un perro adulto, sin embargo, la socialización puede ser todo un reto porque no empieza de cero. Podría ser que tenga comportamientos adquiridos inadecuados, miedos debido a determinados traumas, estereotipias (movimientos repetitivos), etc. ¿El tuyo es uno de esos? ¡Ánimo!, nunca es demasiado tarde para conseguirlo.
Te damos a continuación las principales pautas que puedes seguir para ayudarle a socializar:
La repetición es clave. Puede ocurrir que coincida con una temporada de largas jornadas en la oficina. Si interrumpes la fase de socialización con periodos de aislamiento (por ejemplo, lo sacas a pasear lo justo para hacer sus necesidades sin tiempo para el esparcimiento), tu plan para que sea un perro adulto simpático no tendrá éxito.
Manténlo animado. Lleva siempre sus golosinas preferidas a mano. Cuando lo expongas a una nueva situación y se comporte con tranquilidad ante ella, sin asustarse y sin mostrar agresividad, debes darle el premio, elogios o caricias inmediatamente. Eso le animará a seguir. Si por el contrario, la situación termina siendo estresante, ignóralo, da la vuelta y volved a casa.
Elige bien los lugares de paseo. No repitas todos los días la misma ruta y no elijas los lugares más solitarios. Llévalo a parques donde vayan con frecuencia otros perros, pipicanes (o playas para perros, si vives en la costa), por ejemplo. Y donde haya bastante trasiego de vehículos y personas.
Correa y bozal. Sobre todo al principio, llevarlo con correa evitará que salga corriendo detrás de otros perros. Si decides soltarlo y hay posibilidad de que otros se acerquen a él, que sea en un lugar vallado. Si es de los que muerden, por mucha pena que te dé debes ponerle el bozal hasta que haya aprendido a comportarse con otros perros y humanos.
Preséntale a otros perros. Cuando se trata de un perro adulto que no ha tenido mucho contacto con otros animales, hay expertos que recomiendan presentarle primero a un perro adulto de alguien conocido. Primero, mantened las distancias. Si se mantiene calmado, dale un premio. Después, deja que se acerque (siempre sujetándolo con la correa) y que se huelan. ¿Todo bien? Entonces, ¡más premios! Acarícialo para transmitirle tranquilidad y confianza. Cuando los dos perros empiecen a interactuar sin problema, valora si es conveniente quitarle la correa. ¿Prueba superada? Pues ahora ya está listo para conocer de cerca también a cachorros y niños.
La lista de ‘noes’ a tener en cuenta
Hay cosas que claramente no debes hacer si estás ayudando a tu perro a hacer amigos:
- No te impacientes. Necesita tiempo.
- No le regañes todo el rato. Está aprendiendo.
- No le abrumes con excesiva actividad o presentaciones. Ve poco a poco y dosifica.
- No tires de la correa cuando quiera ir por su cuenta.
- No interrumpas el proceso volviendo a dejarle solo durante muchas horas (ni siquiera por un día). Habrás trabajado en balde.
- No olvides premiar su comportamiento tranquilo después de exponerse a algo o alguien nuevo.
Universidad Estatal de Arizona
https://csteps.asu.edu/dog-study-shows-theres-lot-more-behavior-just-breed
Colegio de Veterinarios de Madrid
https://www.colvema.org/